De nuevo se regresa a la soledad, o nunca se consigue escapar de la soledad. De la soledad del alma, de las precariedad afectiva, de la incomprensión radical a que está sujeto cada individuo, ilusión y esperanza.
La vida, este vuelo precipitado y temeroso hacia la muerte, es el marco donde se teatraliza nuestro papel de guiñol, de pieza al descubierto y capturada por ese experto aficionado que es el absurdo de todo destino. Del destino humilde y grandioso, dilatado o breve. Detrás de cualquier cosa hay soledad; detrás del éxito, soledad; detrás de la riqueza, soledad; detrás de la risa, el bullicio o la aparente gloria, la soledad, honda, fría, callada.
Insolidarios medradores, finos jugadores de ventaja, resulta difícil encontrar el calor que dá confianza a la aventura. La palabra honesta es una temeridad; la recta intención, un error; el deseo de bien, una ingenuidad. Negar el alma, sus virtudes, y cultivar la malevolencia, la astucia, la hipocresía, la trampa, he aquí el formidable progreso del hombre, la cosecha de siglos de civilización. El bueno, tonto; el generoso, burlado; el sabio, poco práctico, y el artista, demente. Sí, es preciso el prestigio que otorga cierta belleza, las gotas bien espesas de la mejor maldad. Es el triunfo convertido, de este modo, en un largo camino de claudicaciones.
Pero cualquiera que sea el juego elegido, la soledad. Es un mundo hecho a su medida. La soledad que nos ofrece el hermano que formó su propia familia; la soledad que nos brinda el amigo que no era, ciertamente aquél que un día mereció nuestra ternura; la soledad que trae consigo el temor a equivocarnos, a ser imprudente, a parecer molesto.
No cabe tregua fuera de los sueños, por encima de la imaginación se impone la realidad más estrecha; Ocultar nuestros sentimientos en la coraza de la frialdad, los no declarados afectos en la cámara del hermetismo, es triste, pero inevitable. Sucede, no obstante, que el corazón salta, se entusiasma, olvida su verdadera condición; sale fuera de sí, de pronto se ilusiona, algo le sorprende y confía, se engaña, mas al fin vuelve a su soledad tajante, escuálida y segura.
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