sábado, 22 de octubre de 2011

POEMA XXXXIX: "SE QUE MUCHAS PALABRAS DEJARÉ EN PRISIÓN

que muchas palabras dejaré en prisión. Que no les pue­do confiar la llave para que abandonen esas paredes desconcha­das y viejas. Llegará la muerte y no habrán encontrado quien las vista con pasión y música, les infunda espíritu de vida. Están en­cadenadas, acaso por ser demasiado hermosas, demasiado certe­ras, demasiado brillantes y vivas. Porque si ellas andaran libres a algunos privarían de voz. Seguro, a mí mismo.

Verdad que lo lamento; son, como las demás, hijas de las mejores horas de inquietud y búsqueda. Sin embargo, ahí que­dan. Tal es el caso de aquéllos que mueren para que puedan vi­vir otros.

Siento su dolor, y me apena no verIas campear sobre las cosas. En cualquier labor de creación, a menudo, crueldad y amor se dan la mano; pero conviene ajustar los matices, la pro­porción y las medidas, y ellas no participan de las ideas y mensa­jes que echaré al viento.

En ocasiones, intento la salvación de algunas, mas pronto retrocedo. ¿Qué vas a hacer?, me digo ¿No sabes que tienen un poder por encima del hombre, que una vez libres pueden des­truimos con su juego? Y así es difícil. Todo se convierte en avi­sos o advertencias, en tanto el corazón se vuelve pequeño y asustado. Porque la sinceridad puede precipitamos en el abis­mo. Cierto es que tal relato o aquel poema cabe enriquecerIos más aún, que les falta ese detalle, esa clave que celosamente guardas. Disimulando podría añadir aquello que le haría alcan­zar la plenitud.



¡Mis palabras! Allí, presas -sin nadie que las nombre-, tristes, enflaquecidas, a lo más jugando unas con otras, en el desconsuelo de su espléndida belleza peligrosa.

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