lunes, 24 de octubre de 2011

POEMA XVII: "SE NECESITA UNA PERSONA FIEL"

Se necesita una persona fiel cerca de nosotros; alguien para la confidencia y la ternura. Porque el alma rehuye la sole­dad y no se acostumbra al silencio de la alcoba vacía.
Requerimos la voz del amor, la caricia y la palabra. La vida es también un corazón que late a nuestro lado. La mujer esfor­zada, endurecida y tierna, la queremos próxima. Son demasia­dos los escollos, infinitamente largas las horas desveladas del enfermo, cargada de peligros la noche, y urge entregar nuestra mano a otra mano.

La mujer nos siguió por aquellos caminos pedregosos, en el ascenso a la colina, cuando decidimos vivir en la montaña. Y cada mañana regresaba con la cesta cargada y su buena sonrisa. Era distinta su manera de entender la vida, otro origen; otro pa­sado. Diariamente me entregaba sus sugerencias; parecía vivir para ser protagonista de algo, cultivar el mayor tiempo posible los recuerdos de su corazón, las cartas y retratos de su vieja ala­cena. Amaba aquel lugar y deseaba formar parte de él, al fin de su existencia, cerca de la yedra y los rosales de sus jardines. Aunque entrada en años, conse'rvaba restos de pasados vigores, producto de una incansable vida de trabajo; surgida de las en­trañas del pueblo, carecía de doblez y mentira.

Escribo ésto porque un día tendremos que dejar los luga­res queridos, y alguien debe conservar ciertas impresiones, sal­varIas del incendio inmenso del olvido.

Fue una época. El silencio, sí, es oportuno en las horas de meditación o reposo, pero una casa sin el juego de los niños, sin la lealtad y el amor de la compañera, sólo puede entenderse a través del hondo milagro de un destino impuesto que, por obra del arte, parece elegido.

Cuando ella llegó -desde su desorientación- era la hora precisa de mi necesidad, los momentos en que el corazón se sentía perdido por el oscuro dédalo de las pequeñas traiciones, de los confusos sentimientos, de las secretas soledades inesqui­vables. Y ocupó todo el terreno abandonado, vacío, a pesar de la búsqueda apasionada e ingenua en todas las direcciones.

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