lunes, 24 de octubre de 2011

POEMA X: "SON DIVERSOS LOS CRITERIOS"

Son diversos los criterios en torno a la función que juega el «yo» en las obras de carácter literario o artístico. Según uríos, el arte empieza cuando el autor se olvida de sí mismo, trasladan­do el centro u objeto de su obra a diferente escenario. Para otros, el arte y la literatura siempre están amasados con datos de la propia vida, y su sangre es la del creador; en la compren­sión de que lo único original que éste no puede ofrecer es su temperamento, su mensaje, las notas íntimas de sus vivencias.

Cierto es que en el arte no caben reglas estáticas. Cada uno dispone de sus posibilidades personales, de las que debe ex­traer innovación y originalidad. Escribir sobre la vida propia no tiene que ser necesariamente ostentación, vanidad o aprecio exagerado. El «yo» será siempre el «tú» cuando se transfigura en sensibilidad y hondura. Lo particular es la esencia de lo univer­sal, y el individuo penetra y se confunde con la humanidad.

En las obras de los grandes maestros, sea Dostoievski (La Casa de los Muertos). André Gide (Si la Semilla no muere ... ) o Henry MilIer (Los Libros en mi Vida), observamos que cada ca­pítulo es un trozo de existencia, donde los conflictos de senti­mientos, los contrastes de ideas, los momentos de exaltación y abatimiento constituyen la sustancia creadora. Artistas inspira­dos, cuanto tocaban lo hacían hondo, excelso, mágico y aleccio­nador. Poseían el don creativo que les elevaría a la inmortali­dad.

Porque interesa sobremanera la singularidad de sus exis­tencias, el combate del espíritu con sus lances, intuiciones, ideas, experiencias; seguir, paso a paso, el itinerario personal de estos seres privilegiados para la emoción y la aventura. En tanto que nosotros como lectores perseguimos incorporar sus ense­ñanzas a nuestros conocimientos.

El «YO» no debe, constituir nunca una perturbación o im­postura cuando se convierte en profundidad por obra de una sensibilidad singular. El «yO» se reduce a fatuidad si se utiliza para describir pequeñas hazañas egolátricas. Pero, qué importa el «yO» en primer lugar si permite que nos elevemos a las esferas del espíritu, si a través de lo personal o persona lista un lector ávido de inteligencia, de intuición y sensibilidad consigue parti­cipar en el mundo del creador, tener acceso al arte, a unas chis­pas del misterio desvelado

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