El encuentro con el milagro atraviesa terrenos cenagosos, áridas estepas, soledad; mas surge, de nuevo, el entusiasmo. Con los pies heridos la idea halla su expresión iluminada; sólo entre agitaciones y zozobras el corazón arroja su mensaje.
Escribir es una aventura, una exploración, un deseo de romper las limitaciones Qumanas; el enigma individual en busca del enigma general del universo. Una labor en torno al yo, nunca lejana a sus fronteras. Esta voz singular reproduce los balbuceos de la infancia o de remotas edades, los matices del primer afecto, las inquietudes de la juventud, las ingenuas o patéticas desilusiones del hombre. Múltiple en su variedad, rica en tonalidades, confusa, tantas veces, en sus conciertos y combinaciones.
No es posible asumir otra función, el impaciente ansia busca recrear con la frescura de lo nuevo, esculpir con el mismo cincel en la roquedad imposible. Ciertamente, de buceador de sí mismo todos tenemos mucho: noctámbulos, a través del propio abismo. Se busca arrancar a la noche su grito, su oscuridad, su temor, y al día su luz, su calor, su fe. Porque debe crear cada uno su propia música, la sinfonía lentamente tejida y en el otoño, al fin, virtuosamente tocada.
Si algo incita a escribir es la posibilidad de sorpresa. La pluma persigue al alma y le obliga, le arranca, le acosa. El alma, a su vez, se hunde, se eleva, cae en el éxtasis, intuye, recuerda, medita, y sobre todo, este esfuerzo se convierte en unas palabras, en una página. El hombre se prueba a sí mismo en la soledad del estudio, enajenado por sus propias visiones, siempre al encuentro del subsconciente, del misterio, de su hondo ensimismamiento.
Es un esfuerzo de. visión, algo fuera de lo cotidiano. Nos hundimos entonces en el instinto, en la especie y en la historia. A veces, cuando el papel espera inútilmente la llegada de la inspiración en forma de sentimiento y fantasía, cuando la idea es pálida y abstracta, la mortificación adquiere negros perfiles; es el temor a la vacuidad de nuestro espíritu, el miedo sin alivio a la patente incapacidad. Como un terror.
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