lunes, 24 de octubre de 2011

POEMA XVIII: "LA SABIDURÍA DEL HOMBRE"

La sabiduría del hombre, del artista, del escritor, emerge en el tiempo, en el paso imperturbable de las horas, de los días; en la invariable sucesión de las estaciones. Esta inteligencia frá­gil, olvidadiza y ligera, vuelve una y otra vez a meditar sobre la misma y no esclarecida cuestión. Un libro resume a la humani­dad. Un cuadro la inmensidad del arte, todas las sensibilidades.
El hombre no escapa a su sombra, a su temperamento. Re­crea siempre el mismo mensaje, escribe un sólo libro en pocos o numerosos volúmenes. Pinta el mismo lienzo, de maneras diver­sas, el único lienzo que le hace artista.

Porque se vive una sóla vez, con esta personalidad, en de­terminado tiempo. Nuestra existencia, aventurera o cansina, constituye la travesía única y una. El tiempo, es el tiempo histó­rico, el tiempo vital y el tiempo de búsqueda y madurez.

Nos revelamos, de algún modo, a nosotros mismos, en el tiempo. A trávés de él, la oscuridad se convierte en visión. Aque­llos atisbos, destellos o inspiraciones que inquietaban nuestro espíritu han pasado a convertirse en serenas convicciones. Al fin estas expresiones son reflejo de nuestro propio pensamien­to, y no indecisas palabras balbuceantes y tímidas.

Con el paso de los años la carne envejece, pero se ilumina el espíritu. Ya podemos emprender la realización de la obra, lo que siempre estuvo contenido, oculto, adivinado e inconcreto empieza a adquirir formas. En nosotros las nuevas posibilida­des, la nueva versión de ser que hay en cada uno. La lucha lar­ga, fatigosa, incierta, llega a su término; la fecundidad es la perspectiva con que encaramos esta nueva época de la existen­cia. Ahora el aprendizaje nos sitúa ventajosamente en la persecución de estos latidos que deben ser símbolos, estas vehemen­cias que son mensajes, estas intenciones que habríamos de re­conocer y profundizar.

Apresados por el tiempo y libres por el tiempo. Forjados con experiencias singulares, nos lanzamos a esculpir nuestra palabra. Un mensaje para la humanidad -escrito en la ti e rra-, realizado en la estrechez e inmensidad de las horas.

Es el amor madurez del corazón; es la creación, madurez del arte y el pensamiento, el cauce de nuestro propio volcán; lo infinito creado en el tiempo, en busca de la eternidad del tiem­po.

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